domingo, 4 de septiembre de 2011

EL JAQUE

 

por Ahmed Hatra

Un jaque quiere decir una amenaza inmediata, hay que mover fichas para defenderse. Pero cuando se trata de un jaque al sistema político con todos sus componentes no es suficiente defenderse del adversario, si no satisfacerle sus aspiraciones políticas y sociales. Los acampados Saharauis en Gdeim Izik pedían condiciones de vida digna y no discriminatoria. El régimen marroquí respondió ha estas reivindicaciones con represión policial y social, a cargo ésta última de los colonos, algo que ha dejado las autoridades marroquíes y sus aliados en una indignación total sin saber el eco internacional que debe dejar esta intervención sin prejuicio. En el Sahara bajo la superficie estaba la cuestión de la autodeterminación nacional, pero la protesta era en su origen social y reflejaba la degradación de la situación en general.
Las primeras protestas en el mundo árabe también pedían mejores condiciones sociales. La subida del precio de los alimentos está siendo el catalizador primero de las revueltas. Su acelerador son los nuevos medios sociales. Pero lo que persiguen todos, jóvenes, viejos, laicos, religiosos, pobres, acomodados y ricos es terminar con la humillación inflingida por los regimenes, o por cualquier otro clan político-económico.
Los manifestantes quieren que se le reconozca su dignidad y libertad. No ser sometidos a medidas arbitrarias. No ser humillados por cualquier funcionario o de los innumerables cuerpos policiales. Ser tratados como personas maduras, que pueden decidir su futuro en elecciones libres. Quieren, desde luego, terminar con la corrupción. Y, cómo no, trabajo para tener un proyecto de vida propio. Quieren, en definitiva, libertad y justicia. La libertad se institucionaliza en la democracia y el estado de derecho.
El estado de derecho tiene que reconocer y garantizar los derechos humanos. Si algo demuestra estas revoluciones es que los derechos humanos son un anhelo universal.
No hay estado de derecho sin respeto de la ley y los mecanismos de alternancia en el poder a través de elecciones. Las elecciones no son toda la democracia, pero son condición de democracia. En los casos de Túnez y Egipto las elecciones generales consagrarán una nueva legitimidad. Pero no se acaban las condiciones, que se enlazan como cerezas. Las elecciones tienen que ser libres y limpias. Esto exige libertad de asociación, reunión, expresión; y un sistema electoral equitativo, equidad en el acceso de las distintas opciones a los medios de masas.
En nuestro caso nuestros dirigentes por ser políticos deben de entender que en cualquier institución política, social o de carácter económico independientemente de su ubicación geográfica, su rentabilidad depende del ánimo común de su composición. En cualquier aglomeración o concertación de individuos humanos con el fin de organizarse para arrebatar un objetivo político debe de haber a lo menos un cierto grado de democracia donde todos los componentes del grupo pueden tener acceso a manifestar sus ideas y opinar en su proyecto político con el fin de reducir las distancias que le separa con la meta.
A pesar que el exiliado saharaui sus reivindicaciones a los gobernantes son muy superficiales debido a su condición como refugiado fuera de su patria dependiendo de la caridad internacional, solo se conforma con que le garantizan un mínimo de igualdad de oportunidades, el reparto equitativo de competencias, combatir el fenómeno de la corrupción y el derecho a las asistencias en los diferentes campos vitales
Una democracia es, en último término, un procedimiento para resolver pacíficamente y con libertad los conflictos y asignar el poder político, económico y social. Sin democracia no hay justicia, pero la democracia no garantiza la justicia. Que en una democracia se alcanza un nivel aceptable de justicia; que haya un reparto de poder razonable; que a todos se le garanticen unos servicios básicos… depende del equilibrio de fuerzas. Si las reglas procedimentales son equitativas y razonables, cada cual tendrá un cauce para luchar por sus derechos e intereses y para unirse con otros en la prosecución de sus fines esenciales.
Una dictadura es como una botella de coca cola agitada con fuerza que cuando se destapona deja salir toda la presión acumulada. En las transiciones árabes se acompasará la lucha por la democracia con las reivindicaciones sociales. No es raro que, como lo fue en Europa, transición sea sinónimo de movilización y lucha social.
Para no entrar en una espiral inflacionaria al pacto político tendrá que acompañar el pacto social. Muchos prefieren aprovechar el vacío y salta a la otra orilla.
Lamentablemente la democracia no trae aparejada automáticamente riqueza ni justicia. Llegará el desencanto. Los nuevos dirigentes, tanto los transitorios como los que salgan de las elecciones no deberán olvidar el frente social o las masas populares; como lo que ha pasado a los revolucionarios que han movilizado pueblos enteros bajo el lema conseguir la libertad y la democracia, contra lo que denominan regimenes pro colonialistas, imperialistas, reaccionarios, etc y luego darán la espalada a la incipiente libertad y democracia, una vez llegados al poder.
Ya que Europa en el momento contemporáneo considerada por algunos como el símbolo de la democracia, ha apoyado hasta el último día a los tiranos, haciendo el sordo a las reivindicaciones populares a cambio de unos intereses
AHMED HATRA

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