Se ha vuelto a producir un grave atropello de la libertad de
una mujer saharaui, nacionalizada española, Maloma Morales de Mato. Su familia
saharaui la retiene en los campamentos de Tinduf o en la badía (territorio del
Sahara controlado por el F. Polisario) contra su voluntad, manteniéndola
incomunicada.
La inmensa mayoría de los saharauis piensan que su familia
tiene derecho a retenerla. Algunos incluso llegarían a decir que casi hasta la
obligación si son buenos musulmanes, ya que ella había abandonado el camino
recto y se estaba convirtiendo en una nasarani. Además conviene decir que la
desobediencia a los padres es uno de los pecados mas graves que puede cometerse
para el Islam.
El Polisario, por su parte, que administra los Campamentos
de Refugiados y tiene cierta autoridad, por raro que a algunos les pueda
parecer basa el derecho y la administración de justicia en la sharia lo que no
permite cuestionar la autoridad paterna y la subordinación legal de la mujer
bien a su padre, hermanos o tíos mientras permanece soltera, bien al marido
cuando se casa. Esta es nuestra interpretación de la religión y nuestras
sacralizadas costumbres.
¿Y ahora qué? Pues ahora tenemos que empezar a cambiar.
Cambiar para garantizarnos un futuro como pueblo en el mundo global, sin vernos
obligados a presentar solo el lado fotogénico, ocultando o intentando
justificar costumbres de otras épocas, que ya tendríamos que haber abandonado.
Hay que legislar, y cuanto antes, la mayoría de edad de las mujeres, a todos
los efectos jurídicos de forma inequívoca. El XIV Congreso del F. Polisario ha
sido otra oportunidad perdida…. Ahora tenemos que ayudar a remover las
creencias y las tradiciones si queremos preservar lo mejor de nuestra cultura.
Es un viaje que nos hace perder seguridades, que nos adentra en los terrenos de
la homologación de derechos y en nuevas libertades.
Tendremos que apoyarnos en una reinterpretación
contextualizada del Islam mas tolerante. Para esta titánica tarea necesitamos
el apoyo de todas las mujeres y hombres amantes de la libertad, de los derechos
humanos, de la tolerancia, de la paz y de la convivencia civilizada. Estos no
son valores de Occidente, son valores universales sobre los que nadie tiene el
patrimonio. Los saharauis, por nuestro bien, por nuestro futuro, no les debemos
perder de vista o infravalorar; no les podemos postergar o supeditar a la
consecución del legitimo derecho al ejercicio a la autodeterminación sobre nuestro territorio.
Necesitamos un liderazgo moral y moderno, que nos situé como referente de una
sociedad democrática, moderna, avanzada, tolerante y que garantiza a sus
miembros la libertad y los derechos fundamentales.
Necesitamos también, como otros pueblos, la ayuda y
colaboración de gobiernos y organizaciones internacionales, que respetando
nuestra soberanía, nos ayuden a acrisolar los principios democráticos y a
mejorar la gobernanza.
Para terminar, las mujeres tenemos que estar al frente de
este movimiento renovador, no solo porque somos la parte mas débil e
injustamente tratada en materia de derechos y libertades, sino porque sobre
nuestras espaldas recae la educación de los futuras generaciones saharauis, y
porque según insta la Resolución 1325 de Naciones Unidas las mujeres deben
participar en pie de igualdad y de forma plena en todos los procesos para
mantener y promover la paz y la seguridad, instando a todos los gobiernos a que
aumenten la representación de la mujer e incorporen una perspectiva de género
en todas las esferas de estos procesos.
Y volviendo al principio, por el bien de todos, reconozcamos
el derecho de Maloma a decidir con libertad sobre su vida. Encontremos,
inteligentemente, la forma de respetar la decisión de ésta mujer, sin que ello
suponga menoscabar la dignidad familiar o que las autoridades se tengan que doblegar
a inevitables presiones.
El futuro no espera.
Lehdía Mohamed Dafa