jueves, 24 de diciembre de 2015

XIV Congreso: “sin novedad en el Frente”

Acaba el XIV Congreso del Frente Polisario sin cambios. Otra oportunidad perdida para la renovación de políticas y dirigentes de un movimiento que ha acabado fosilizándose, mientras el pueblo saharaui en el refugio, la ocupación o la diáspora va perdiendo su esperanza entre la impotencia y la resignación.
La organización de este Congreso baldío, en nada menos que ¡en 8 días!, no ha sido capaz de abordar: un análisis en profundidad de la situación política internacional, en la que sea han producido cambios trascendentales, ni ha revisado la estrategia o los objetivos, ni ha hecho planes que atiendan las necesidades y enormes carencias de los refugiados; todo se ha fraguado en clave interna, en clave de dinámicas organizativas: estatutos, elección de cargos, etc…
Los procedimientos y recursos del inmovilismo y tenerlo todo bajo control, están probados en anteriores Congresos y funcionan. Por cierto, ha habido un despliegue insólito de medidas de seguridad, scaners en los accesos incluidos, ¿paranoia de un ataque marroquí o valoración de los riesgos del yihadismo en la región? Las reuniones preparatorias, con participación seleccionada, permiten que los mas díscolos puedan desfogarse, “sin que la sangre llegue al rio”, y ofrecen la imagen de una democracia interna, que es mero espejismo. La selección (no se puede hablar de elección propiamente) de los congresistas es un arcano, que se realiza sin los mas elementales controles y garantías.
El inicio de los sesiones vino marcado por “la bomba”, en forma de carta pública, que soltó Hach Ahmed, miembro de la Comisión Preparatoria, pero voluntariamente ausente del Congreso, y que bien puede calificarse como una auténtica “enmienda a la totalidad” y por el Informe General del Primer Ministro en el que se reconoce que la corrupción mina las instituciones del “Estado” saharaui.
En mitad del Congreso apareció Mohamed Abdelaziz, que ya mas que un dirigente político, parece un ente que se sitúa en otra dimensión, mas allá del bien y del mal, y con su intervención dejó claro que nada se iba a cambiar, ni siquiera su propagandística y falsa renuncia a seguir como “líder supremo”. A partir de sus palabras el Congreso, sabedor que todo era inútil, se centró en la elección de los miembros del Secretariado Nacional.  Ninguna novedad tampoco. Con y sin acuerdos tribales, la práctica totalidad de los elegidos pertenecen al aparato. Todo está atado y bien atado en un ambiente cargado e irrespirable, que incapacita al Polisario para su “aggiornamento” y lo que es peor: que condena al pueblo saharaui al destierro, la falta de libertades y las carencias “sine die”.
Por último, cabe resaltar dos pequeños pero significativos detalles. En primer lugar la mínima relevancia de la delegación argelina en el Congreso, síntoma de la gravedad de los problemas que aquejan al país y que pronto repercutirán en la vida de los refugiados. El otro, el torpe “olvido” de no dirigir una carta al presidente del gobierno de España, mientras si se hacia lo propio con el presidente Obama y el presidente Hollande. Aunque este capítulo epistolar del Congreso sea meramente simbólico -ahora que estamos en Navidad, como cartas a los Reyes Magos- no se puede perder ni un segundo de vista el importante papel político que puede y debería jugar España en la causa saharaui. El manejo de los donativos y la solidaridad añeja no lo es todo.
¿Tendrá que acabar siendo la biología la que, en años venideros, haga el trabajo que no han sabido o querido hacer los congresistas?
Lehdía Mohamed Dafa

24 diciembre 2015
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