miércoles, 20 de mayo de 2015

El día que el Frente Polisario declaró la guerra

El 20 de mayo de 1973 el F. Polisario declaró la guerra a España atacando el puesto de Eljanga. Dos años más tarde Marruecos y Mauritania invadieron el entonces Sahara español.
Mauritania acabaría retirándose a sus fronteras en 1978 y firmando un acuerdo de paz con el F. Polisario. Sin embargo Marruecos, después de haber bombardeado a la población civil saharaui en los campamentos de desplazados internos en Umdraiga y Gueltet Zemur, mantuvo una cruel guerra con el F. Polisario hasta 1991.
La monarquía marroquí, desde el primer momento, supo sacar partido a la “Marcha Verde” y la contienda para fortalecer la unidad de la nación frente a la vieja potencia colonial española y frente a un enemigo “separatista” asociado al rival argelino, anexionarse un  territorio casi tan grande como el mismo Marruecos, lograr desviar la atención de los problemas internos, mantener ocupado a un ejercito que había protagonizado dos atentados contra el rey, y en cualquier momento podía volver a ser una amenaza, y en definitiva para aumentar el prestigio y los apoyos y reverencias del pueblo a la figura del rey y la institución que encarnaba.
Pero como nada es gratis, la economía marroquí ha estado lastrada en su crecimiento durante décadas por la guerra, por el despliegue militar y policial y por la administración, servicios e inversiones en las zonas ocupadas del Sahara Occidental. Compensando en parte o en su totalidad la factura con los beneficios obtenidos por la explotación ilegal de los recursos naturales del territorio ocupado. Detrás de esa macabra contabilidad queda el dolor por las ausencias. 15 años de guerra, con miles de muertos y prisioneros por ambas partes, ocasionaron un enorme desgaste a los contendientes. Entre 1.000 y 4.000 muertos, “mártires” decimos en el caso de los saharauis, según distintas fuentes; 650 desaparecidos; mas de 200 prisioneros y 80.000 desplazados, que han acabado protagonizando uno de los refugios mas duros y largos de la historia contemporánea. No tengo las cifras de las víctimas marroquíes en la guerra, pero sabemos que con los prisioneros se dio la paradoja que muchos ni siquiera han podido tener un retorno digno junto a sus familias después de la excarcelación por la negativa de su país a recibirles.
El fin de la guerra llegó después de años de arduas negociaciones, tanto directas como indirectas, entre el F. Polisario y Marruecos, que se vieron favorecidas por los problemas internos de Argelia, al borde la guerra civil en aquellos años, y por el fin de la Guerra Fría y el colapso del bloque socialista con el que desde el principio se había alineado el F. Polisario. Bajo los auspicios de Naciones Unidas, las partes firmaron un acuerdo de alto el fuego y el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 690 por la que se crea la MINURSO para supervisar dicho alto el fuego y organizar el Referéndum de Autodeterminación.
Desde hace 23 años no hay guerra. Sólo la “resistencia pacífica” de los saharauis en las zonas ocupadas protagoniza la línea caliente del enfrentamiento entre ambos pueblos. Mientras Naciones Unidas y la MINURSO han sido incapaces de lograr que se celebre el Referéndum acordado.
A pesar de las reiteradas amenazas de los dirigentes del Polisario de vuelta a la guerra, ésta es mas que improbable. El Frente Polisario, voluntaria o involuntariamente, ha hecho de la resistencia pacifica, el derecho internacional y el diálogo sus únicas armas operativas en un mundo global en el que la diplomacia, el soft power, los actores que manejan los flujos financieros y de información y la tecnología han modificado drásticamente los escenarios de guerra.
En el futuro, no estaría de mas que el Frente Polisario tomase la iniciativa y propiciase un debate nacional para adoptar en su caso la renuncia solemne a la guerra y a cualquier tipo de violencia, que no sea para la defensa de la población, en la solución del conflicto. Centrando todos sus esfuerzos en defender la paz y la seguridad en la región, y en la negociación y la reconciliación como las líneas de un horizonte sin retorno.
Hoy se conmemora la declaración de una guerra en la que solo hubo vencidos.
Lehdía Mohamed Dafa
20 mayo 2015
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20 Mayo, lejos de caer en el olvido… Cada vez más presente.

20 de mayo. Fecha para reflexionar. Un pueblo sigue dividido, familias separadas y lo que es peor, generaciones de misma familia desconocidas entre sí. Y ese es mi caso.
Es un día importante por varios motivos, de alegría y de tristeza también, día en el que me traslado de nuevo a los campamentos para recordar las veces que preparábamos y ensayábamos (una y mil veces) los actos que se celebrarán hoy en varios puntos de las “Wilayas”. Eran días de tensión.
los niños entre exámenes finales y el cercano “vacaciones en paz” nos motivábamos, nos vestíamos con la tradicional “Dara” de distintos colores y multitud de banderas para conmemorar este día. Eran días de alegría como digo: un pueblo en un lugar desconocido, se permitía el lujo de gritar, de llamar la atención y reivindicar su existencia. Con mucho que celebrar, celebrábamos principalmente que desde 1973, tal día como hoy, el entonces Frente Polisario de los jóvenes revolucionarios iniciaba acciones para recuperar su territorio ocupado por la España colonial.
Celebrábamos el inicio de la lucha pacífica, y por supuesto dábamos voz a la resistencia de un pueblo que, a día de hoy, no pierde la esperanza que le mantiene en la lucha cuatro décadas después. Los niños, como bien dice el refrán “éramos los pequeños grandes embajadores” íbamos a la “madrasa” o colegio y allí ensayábamos el desfile que ese 20 de mayo iban a supervisar delegaciones internacionales acompañadas por altos cargos del Polisario. Se montaban las jaimas tradicionales, esas que son negras por fuera y por dentro llamaba la atención el colorido impactante de las distintas telas que la servían de cortinas, de la cantidad de material tradicional que las mujeres de cada Daira habían coleccionado a lo largo de meses. Era fascinante.
Fascinante era también,  ver a las mujeres, y se las distinguía a kilómetros, cuentas de melhfas de distintos colores que a través de las cuales se apreciaba perfectamente el cansancio de un día lleno de emociones, siempre acompañando con su “grito” peculiar que daba la nota a los actos. Lo que no permitía que pasasen desapercibidas, todo lo contrario. Hacía que el acto fuese más emotivo aún.
Recuerdo con exactitud mi último 20 de mayo en los campamentos, se celebraba en mi wilaya Smara, todas las wilayas habían acudido al evento. Esa mañana no paraban de llegar camiones con niños de mi edad y sus respectivas madres, maestras,etc. Cada wilaya vestía de un color para podernos identificar, la mía íbamos con traje militar. No recuerdo la hora exacta del comienzo de aquel acto, pero lo que sí recuerdo, y bien, era ver las cubas de agua mojando el terreno por donde íbamos a desfilar; no eran alfombras rojas de película, no, era la alfombra de la ilusión.
Al igual que recuerdo oír el himno y ver tantas mujeres llorando, también niños, de la emoción; sensaciones que ni escribiendo estos recuerdos puedo olvidarme de aquel sentimiento que me sigue conmoviendo profundamente. Cantábamos la canción que habíamos ensayado, y desfilábamos como si fuéramos militares profesionales, haciendo pasos de los mismos, y de refilón recuerdo ver las lágrimas de mi madre que me llamaba para que la mirase, y tal era la concentración que ni de eso me percataba. Increíble, el único objetivo era darnos a conocer, demostrar a aquellas delegaciones internacionales que seguíamos vivos y que ni el tiempo era capaz de borrar un 20 de mayo.
Salvando las distancias y con envidia daría lo que fuese por estar hoy allí, no desfilaría, no. Simplemente me dedicaría a contemplar todo lo que cuento desde otra perspectiva.
Benda Lehbib Lebsir.
Imagen: Victor Jimenez.
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martes, 19 de mayo de 2015

La saharaui Takbar Haddi, en huelga de hambre ante el Consulado de Marruecos en Las Palmas

La saharaui Takbar Haddi, residente en Tenerife, se encuentra en huelga de hambre indefinida frente al Consulado de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria para exigir la entrega de los restos de su hijo, Mohamed Lamin Haidala.
Haddi también quiere denunciar, con esta huelga de hambre, lo que ha calificado de "asesinato a manos de los médicos, la policía y las autoridades marroquíes", para lo que se trasladará en la madrugada de este miércoles a Estrasburgo para intervenir en el pleno del Parlamento Europeo.
En este sentido, se indicó que su comparecencia en el Parlamento Europeo se produce por invitación del grupo parlamentario Izquierda Unitaria Europea y de la mano del eurodiputado de Podemos, formación integrada en dicho grupo, Miguel Urban, después de la visita que le realizó la secretaria general del Consejo Ciudadano de Podemos en Canarias, Meri Pita, donde realiza su huelga.
Además, durante su estancia en Estrasburgo, Takbar Haddi aprovechará para reunirse con eurodiputados, según informó Sahara Press en nota de prensa, y además participará en un acto sobre la situación en el Magreb en el que se encontrará con Talbi El Alami, portavoz de la Cámara de Diputados de Marruecos.
Por su parte, el Consulado de Marruecos en Canarias emitió el pasado sábado, 16 de mayo, un comunicado en el que "mostraba su extrañeza" por la protesta de Takbar Haddi, asegurando que las autoridades marroquíes de ocupación "le ofrecieron entregar el cuerpo de su hijo, lo que ella confirma" aunque Haddi matiza que "era con la condición de que no le realizaran la autopsia, ni se investigara, ni se castigase a los culpables de su muerte".
Takbar Haddi perdió a su hijo el 8 de febrero, después de que el 31 de enero resultara "herido de gravedad por colonos marroquíes en El Aaiún, capital del Sahara Occidental ocupada por Marruecos". Esto lo "llevó a deambular, primero, por los calabozos de la policía de ocupación y, luego, de hospital en hospital, sin recibir asistencia hasta que falleció a cientos de kilómetros, en Agadir, esperando a ser atendido".
Finalmente, Haddi también critica la situación en la que tiene que estar su familia, "vigilada, amenazada y acosada por agentes de la seguridad marroquí cada día, durante las 24 horas" desde que sucedieron los hechos. "Si muero no importa, no tengo problema. La culpa es de los médicos, de los colonos, de los policías marroquíes, de todos. Yo estaré mejor muerta porque ojalá mi hijo fuera el último, pero cada día les pegan y les vuelven a pegar, a torturar, a detener y, por eso, no me importa", concluyó.
Fuente: http://www.telecinco.es/
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