"Volvería a hacer una huelga de hambre si tuviera algo que sacrificar por una situación indigna", asegura la activista saharaui Aminetu Haidar
Aránzazu Fernández
La activista saharaui Aminetu Haidar regresó ayer, con un aspecto físico bastante recuperado, a la terminal de vuelos nacionales e internacionales del aeropuerto de Lanzarote, cinco años después de protagonizar en esas instalaciones una huelga de hambre que duró 32 días, entre el 16 de noviembre y el 17 de diciembre de 2009. A primera hora del martes visitó la jornada de solidaridad de la X Muestra de Cortometrajes San Rafael en Corto, en Vecindario (Gran Canaria).
¿Cómo está su salud cinco años después de la huelga de hambre de 32 días que llevó a cabo en 2009 en el aeropuerto de Lanzarote?
Me ha afectado mucho al estómago, las cervicales, a la migraña... Ya no puedo viajar mucho ni aguantar demasiadas horas en una conferencia. Sin embargo, sigo con fuerza y voluntad luchando al lado de mi pueblo hasta lograr el respeto de nuestros derechos legítimos encabezados por el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui.
¿Qué ha sentido tras regresar al aeropuerto de Lanzarote?
Estoy muy emocionada por pisar la tierra de Lanzarote y, sobre todo, este aeropuerto, que es significativo e inolvidable para mi. Quiero agradecer a los medios de comunicación su apoyo durante aquellos momentos duros de la huelga de hambre durante 32 días. Han sido sensibles con ese sufrimiento. También quiero transmitir mi agradecimiento a todo el pueblo de Lanzarote por su acogida, apoyo y cariño y a la solidaridad internacional, pues pude volver a mi patria, el Sáhara Occidental y abrazar a mis hijos y a mi familia. Soy una defensora contundente de la no violencia y las armas que tengo son la palabra y la huelga de hambre, la protesta más grande que tengo. Cuando siento una situación de indignación o hay algo que sacrificar, puedo hacer una huelga de hambre otra vez.
¿Cómo es la situación de los derechos humanos en el Sáhara Occidental?
Lamento que después de cinco años de mi huelga de mi hambre, los derechos humanos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental siguen siendo violados y privados. No hay forma de libre expresión. Las cárceles marroquíes están llenas de jóvenes activistas saharauis. La tortura sigue siendo practicada contra los civiles saharauis y, en algunos casos, contra los menores y las mujeres. Después de cinco años el rey de Marruecos [Mohamed VI] vuelve a repetir el mismo discurso por el que he sido expulsada. Hace dos semanas que el rey dijo que no hay otra opción, con nosotros es un traidor. Quiere acabar con la libertad de expresión y opinión. Después de ese discurso estamos muy preocupados como activistas porque son instrucciones para ejercer agresiones, sobre todo, contra los saharauis. Es un discurso lleno de odio y chovinismo. Tengo miedo de que exista un nuevo enfrentamiento entre los pueblos marroquí y saharaui y esto puede afectar a la paz civil.
Fueron muchas las organizaciones que le brindaron su apoyo durante su protesta en Lanzarote para que continuara con la defensa de los derechos humanos. ¿Siguen dándoselo?
La situación sigue igual. El centro Robert Kenedy sigue apoyando y gracias a ellos viajo anualmente a Estados Unidos para mantener contactos y reuniones con los miembros del Consejo de Seguridad, los departamentos de Estado o la Casa Blanca. En febrero regresaré de nuevo a Estados Unidos. El año pasado ese país actuó en favor de la renovación de las competencias del mandato de la Minurso, pero, lamentablemente, Francia y España se han puesto en contra.
La Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso) lleva cerca de diez años renovando su presencia en la zona. ¿Qué le parece el trabajo que hace?
La Minurso está en el territorio desde la implantación del alto al fuego, el 6 de septiembre de 1991. Para mi la Minurso es un testigo internacional ciego que no puede supervisar los derechos humanos. Por eso, hemos reivindicado siempre a la comunidad internacional y, sobre todo, al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que actúe para el establecimiento de un mecanismo de acción de la ONU que sea responsable y capaz de la supervisión de los derechos humanos. Que sea la ampliación de la Minurso u otro mecanismo con esas competencias. Si la situación sigue así, seguro que los jóvenes saharauis no seguirán con la resistencia pacifista. Hasta el momento no hemos registrado ningún acto violento ni terrorista contra la administración marroquí ni contra los marroquíes que residen en el Sáhara Occidental. Pero tememos mucho. Son jóvenes desesperados, oprimidos a diario, marginalizados, viven en condiciones precarias de pobreza y droga. Todos son elementos que pueden empujarles a recurrir a la violencia.
En enero del próximo año España se sentará como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Se podría lograr, al fin, una solución para el Sáhara Occidental?
Esperemos. España tiene que reconocer ya su error histórico y político. Sigue siendo la potencia administradora del Sáhara Occidental. Tiene que reconocer que se ha retirado de ese territorio antes de cumplir el proceso de descolonización. España tiene la clave y puede ayudar mucho en la búsqueda de la solución pacífica del Sáhara Occidental.
¿Cómo es su relación con el Frente Polisario?
El Frente Polisario es el representante legítimo del pueblo saharaui y como ciudadana saharaui, reconozco que nos representa. Como nos ocurre a los activistas está bajo presión, sobre todo, de los jóvenes. El pasado domingo en la manifestación multitudinaria de Madrid habían voces de los jóvenes con uniforme militar gritando contra el Polisario y llamando a la guerra. Me ha dado tristeza y no deseo que se vuelva a coger las armas.
¿Cómo es la situación en los campamentos de refugiados de Tinduf tras disminuir la ayuda humanitaria internacional?
No le puedo dar una respuesta porque no he estado allí.
El pasado fin de semana empresarios de Gran Canaria visitaron El Aaiún invitados por la Cámara de Comercio de esa región. ¿Qué le parece que empresas canarias puedan contribuir a desarrollar esa zona?
Es una violación muy clara del derecho internacional. El Sáhara Occidental es un territorio no autónomo y Marruecos no tiene derecho a ejercer niguna actividad económica en un territorio que no es el suyo. La consulta jurídica de Hans Corell (exvicesecretario general de Asuntos Legales de Naciones Unidas) dejó claro en 2002 que todas las actividades económicas en ese territorio se consideran un robo, por lo que son ilegales.
Fuente: http://www.laprovincia.es/
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