por Sid Hamdi Yahdih
Desde hace algunos meses, el asunto más urgente por el reino marroquí- Rey y diplomacia- ha sido la reapertura de la frontera argelina- marroquí, cerrada desde 1994. La diplomacia y la prensa marroquíes no sólo consideran este asunto como urgente, sino, además, lo consideran como si fuera el único asunto pendiente entre ambos países. La diplomacia marroquí, y para presionar cada vez más sobre Argelia, ha pedido hasta la intervención y la intermediación de Francia, EE.UU. y de tros países árabes, como Qatar. Por otro lado, y según algunas fuentes, Marruecos llegó hasta el punto de amenazar, claramente, a Argelia de reabrir la frontera, sino “le llegará pronto la tormenta que ha recurrido el mundo árabe”. Pero, hasta el momento y según lo visto, nada le ha funcionado bien a Marruecos. El fracaso de los intentos marroquíes consecutivos ha obligado el Rey y su diplomacia a volver a pedir, “diplomáticamente esta vez,” una y otra vez, la reapertura de la Frontera. En este marco, recordamos que el rey marroquí pidió dos veces consecutivas, en sólo 25 día, la reapertura de las fronteras.( La última vez en que el Rey pidió, claramente y con cortesía, la reapertura de la frontera en cuestión fue en su último discurso dedicado al duodécimo aniversario de su llegada al poder.)
La verdad es que muchos marroquíes, ante todo los empresarios y los políticos, creían que la presión sobre Argelia podría obligarla a inclinarse y reabrir la frontera.. Y no sólo creían que la reapertura será pronto o - como máximo- será cuestión de algunos días, sino, más que eso, empezaron los preparativos necesarios para aprovechar lo máximo posible el evento. Por ejemplo: el gobierno creó una autopista que une el interior de Marruecos con Oujda, la ciudad marroquí más cercana a Argelia; algunos hoteles y empresas empezaron sus negocios a lo largo de la frontera.
Más que eso, los marroquíes no sólo pensaban que la Frontera se reabrirá, sino dieron como fecha el pasado 2 junio, como el día de la inauguración del evento.
Pues, ¿ por qué los marroquíes han centrado todos sus esfuerzos este verano, más que cualquier momento, sobre la reapertura de la Frontera?
La respuesta es sencilla:
Desde hace algunos meses, el asunto más urgente por el reino marroquí- Rey y diplomacia- ha sido la reapertura de la frontera argelina- marroquí, cerrada desde 1994. La diplomacia y la prensa marroquíes no sólo consideran este asunto como urgente, sino, además, lo consideran como si fuera el único asunto pendiente entre ambos países. La diplomacia marroquí, y para presionar cada vez más sobre Argelia, ha pedido hasta la intervención y la intermediación de Francia, EE.UU. y de tros países árabes, como Qatar. Por otro lado, y según algunas fuentes, Marruecos llegó hasta el punto de amenazar, claramente, a Argelia de reabrir la frontera, sino “le llegará pronto la tormenta que ha recurrido el mundo árabe”. Pero, hasta el momento y según lo visto, nada le ha funcionado bien a Marruecos. El fracaso de los intentos marroquíes consecutivos ha obligado el Rey y su diplomacia a volver a pedir, “diplomáticamente esta vez,” una y otra vez, la reapertura de la Frontera. En este marco, recordamos que el rey marroquí pidió dos veces consecutivas, en sólo 25 día, la reapertura de las fronteras.( La última vez en que el Rey pidió, claramente y con cortesía, la reapertura de la frontera en cuestión fue en su último discurso dedicado al duodécimo aniversario de su llegada al poder.)
La verdad es que muchos marroquíes, ante todo los empresarios y los políticos, creían que la presión sobre Argelia podría obligarla a inclinarse y reabrir la frontera.. Y no sólo creían que la reapertura será pronto o - como máximo- será cuestión de algunos días, sino, más que eso, empezaron los preparativos necesarios para aprovechar lo máximo posible el evento. Por ejemplo: el gobierno creó una autopista que une el interior de Marruecos con Oujda, la ciudad marroquí más cercana a Argelia; algunos hoteles y empresas empezaron sus negocios a lo largo de la frontera.
Más que eso, los marroquíes no sólo pensaban que la Frontera se reabrirá, sino dieron como fecha el pasado 2 junio, como el día de la inauguración del evento.
Pues, ¿ por qué los marroquíes han centrado todos sus esfuerzos este verano, más que cualquier momento, sobre la reapertura de la Frontera?
La respuesta es sencilla:
- Marruecos quiso aprovechar la oportunidad de la primavera árabe para decir a Argelia que “ si la frontera sigue cerrada, él podría suscitar una revolución interna en Argelia a la manera tunecina.”
- Quiso también aprovechar la inestabilidad en Egipto y Túnez para cambiar el rumbo de los turistas argelinos. Es decir, según la estrategia marroquí, los argelinos en vez de pasar sus vacaciones en Túnez o Egipto, como siempre, hay que reabrirles la frontera con Marruecos para pasar sus vacaciones en las playas marroquíes.
En efecto, el problema de la frontera entre Marruecos y Argelia no es nuevo, y los dos países no han podido llegar a una cuerdo sobre él. Algunos creen que las raíces del asunto tiene mucho que ver con el conflicto saharaui- marroquí, pero la verdad es que no. El conflicto saharaui- marroquí es solo el punto del iceberg. El problema radica, en primer lugar, en el rechazo de Marruecos de reconocer las líneas que marcan la frontera entre ambos países y también de reconocer la soberanía argelina sobre algunas regiones argelinas.. Dicho de otro modo, los argelinos están convencidos, cien por cien, que una vez acabada la cuestión saharauis a favor de Maruecos, este último empezará otro conflicto con Argelia sobre las ciudades de Tinduf y Bachar, porque los marroquíes y, ojo – todos- siguen diciendo que estos ciudades son, “históricamente”, ciudades marroquíes.
El otro problema es que los argelinos, y por experimentos anteriores, creen que la frontera con Marruecos es la boca del lobo. Por ejemplo: en 1988 los argelinos abrieron la frontera con Marruecos, pero, algunos meses después, empezaron los disturbios, que fueron el inicio de la tragedia argelina, que causó la muerte de más de 200 miles personas en la guerra contra el terrorismo. En aquellos años de tragedia las armas, las municiones y el dinero entraban a través de la frontera marroquí. En 1994, los argelinos cerraron la frontera otra vez. Una vez cerrada, los argelinos observaron que las alas del terrorismo se habían cortado cortaron, y las operaciones espectaculares se habían reducido en más de la mitad. Dos años después, el terrorismo se acabó, menos unas células pequeñas que siguen viviendo en las montañas o en el desierto.
Por otro lado, los argelinos llaman la frontera, que los une con Marruecos: la frontera de droga. Y no sólo la llaman así, sino creen que Argelia no va a ganar nada de nada de la apertura de dicha frontera.
Ahora muchos analistas y políticos en ambos países creen que la frontera se reabrirá pronto, pero no olvidan, también, que su reapertura, quizás, no cambiará mucho de lo está ocurriendo sobre el terreno.
SID HAMDI YAHDIH
El otro problema es que los argelinos, y por experimentos anteriores, creen que la frontera con Marruecos es la boca del lobo. Por ejemplo: en 1988 los argelinos abrieron la frontera con Marruecos, pero, algunos meses después, empezaron los disturbios, que fueron el inicio de la tragedia argelina, que causó la muerte de más de 200 miles personas en la guerra contra el terrorismo. En aquellos años de tragedia las armas, las municiones y el dinero entraban a través de la frontera marroquí. En 1994, los argelinos cerraron la frontera otra vez. Una vez cerrada, los argelinos observaron que las alas del terrorismo se habían cortado cortaron, y las operaciones espectaculares se habían reducido en más de la mitad. Dos años después, el terrorismo se acabó, menos unas células pequeñas que siguen viviendo en las montañas o en el desierto.
Por otro lado, los argelinos llaman la frontera, que los une con Marruecos: la frontera de droga. Y no sólo la llaman así, sino creen que Argelia no va a ganar nada de nada de la apertura de dicha frontera.
Ahora muchos analistas y políticos en ambos países creen que la frontera se reabrirá pronto, pero no olvidan, también, que su reapertura, quizás, no cambiará mucho de lo está ocurriendo sobre el terreno.
SID HAMDI YAHDIH
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