TERRIBLE
Juraría que son palabras de nuestros hermanos en las Zonas Ocupadas. Cuántas veces habremos oído a nuestros activistas de las ZZ.OO bramar contra el ocupante marroquí por impedirles la libertad de expresión. Sin embargo, en esta ocasión, el grito procede de los Campamentos de Refugiados Saharauis.
Juraría que son palabras de nuestros hermanos en las Zonas Ocupadas. Cuántas veces habremos oído a nuestros activistas de las ZZ.OO bramar contra el ocupante marroquí por impedirles la libertad de expresión. Sin embargo, en esta ocasión, el grito procede de los Campamentos de Refugiados Saharauis.
A continuación, una traducción rápida, de un artículo publicado el jueves, 05-07-2012, en la revista Futuro Sahara, escrito por D. Slama Nayem, ex Director del Consejo Editorial de Radio Nacional Saharaui. Decimos lo de “ex” porque lo era hasta el pasado día 03-07-2012, que fue despedido de su puesto de trabajo en la Radio Nacional Saharaui.
Aquí va el artículo.
NO NOS CALLARÁN.
Hasta el habla, irrita a nuestros dirigentes. Les irrita que hablemos de los asuntos relacionados con nuestra vida, nuestro destino, nuestra lucha y nuestra manera de juzgar. Nuestros dirigentes han llegado muy bajo en sus reacciones. Ahora prohíben hasta la simple opinión. Incapaces de responder con otra opinión, su única respuesta es la suspensión del puesto de trabajo. Para quien no lo sabe, la “suspensión del puesto de trabajo” es la última versión “suave” del despido que, en el pasado reciente, ha despertado mucho resentimiento y condena, pero que, ahora, ha sido edulcorado con este nuevo y perverso término: “suspensión del puesto de trabajo”.
En un tiempo en que la tierra y los cielos se han abierto y se ha llenado el mundo de diferentes medios de comunicación y en el que la libertad de expresión pasó a formar parte de lo más sagrado de los derechos humanos, nuestro régimen, cuan cangrejo, vuelve hacia atrás.
Más que pena, produce una verdadera tristeza ver cómo los medios de comunicación del enemigo empiezan a llenarse de opiniones críticas con la gestión de sus gobernantes, incluso contra el palacio real y, al mismo tiempo, ver cómo nuestros dirigentes nos prohíben publicar nuestras opiniones en un medio de comunicación saharaui independiente. Todo ello, cuando en realidad, nuestros medios públicos deberían ser la plataforma de todas las opiniones, por muy diferentes que sean, siempre y cuando respeten las esencias sagradas de la lucha de nuestro pueblo.
En la medida en que la libertad es un todo indivisible, a la libertad de nuestra tierra, le sigue en importancia la libertad del hombre de toda clase de restricciones que impiden una vida digna. Es desde este punto, donde los derechos humanos alcanzan su verdadera importancia, entre ellos, la libertad de expresión.
Entre los motivos alegados por el régimen o, mejor dicho, por su representante, se dice que “en la Radio Nacional decimos unas cosas y, en otros medios, escribimos otras”. A pesar de que el régimen y sus representantes dominan a la perfección esa dualidad, de hecho dicen una cosa y hacen otra, haciéndonos padecer sus consecuencias directas e indirectas, rechazamos esta acusación y lo hemos negado delante del Ministro, porque es una acusación basada en una falsedad. Dónde está la contradicción entre informar sobre la novena ronda de negociaciones, por ejemplo, y al mismo tiempo, escribir un artículo sobre la falta de seriedad de unas negociaciones sin presiones a la otra parte. Acaso no esto lo que manifiestan los propios miembros de nuestra delegación negociadora? Es que no son suficientes 21 años de negociaciones?. Me refiero al momento desde el que nos hemos metido o nos hemos mentido en lo que se ha dado en llamar proceso de paz.
Qué delito habremos cometido si escribimos sobre una dimisión? Qué delito habríamos cometido si nos hubiéramos callado? O si, en lugar de ello, hubiéramos dicho, tal y como le gusta decir al régimen, este no es el momento, este es un momento excepcional.
No tengo por costumbre hablar de mí mismo y menos alabarme. Pero, pongo a Dios por testigo y a los compañeros de profesión también, que nosotros –en el Consejo Editorial de Radio Nacional- no escatimamos esfuerzos para garantizar que la voz del pueblo saharaui siga ondeando en los cielos de Dios, llevando sus aspiraciones y esperanzas de libertad y emancipación. Todo ello, a pesar de la marginación intencionada y sistemática de la Radio Nacional Saharaui por parte de los responsables del ramo. Cuántas veces se han interrumpido las emisiones de la Radio Nacional por motivos triviales y simples. Probablemente, la mayoría de la población desconoce que la Radio Nacional Saharaui, a la que el régimen dice cuidar con celo, no dispone de ningún vehículo para su actividad, desde hace más de siete años, y es la única de todas las demás Direcciones del Ministerio que no dispone de presupuesto propio. A todo ello cabe añadir la pésima calidad del servicio de Internet, los cortes de teléfono con motivo de la austeridad y sus elevados costes. Si el gobierno aportara, por un solo mes, la cantidad que dedica a la compra de agua mineral, habría colmado las necesidades telefónicas de la Radio Nacional por todo un año.
Pongo, también, a Dios por testigo de que yo nunca he pedido un privilegio para mí ni, tampoco, lo he buscado. Basta con que sepáis que “Director de Edición en RNS” significa buscar, cada noche, las noticias aunque sea por debajo de las piedras, sin ninguna ventaja, puesto que su salario es la mitad del de su homólogo en RASD TV. No dispone de vehículo, ni teléfono móvil. Y no dispone de más descansos que los fines de semana o un mes al año, sean festivos, festividades religiosas, nacionales o personales. Y esta es la situación de todos los trabajadores adscritos a este Consejo Editorial. Dicho sea sin quejas ni lamentos, puesto que todo sacrificio que no alcance al sacrificio de nuestros mártires da vergüenza mentarlo.
En cualquier caso, todos sabemos que hay algunos, a los que se les abren, de par en par, las puertas de las arcas y los recursos del Estado, para que hagan lo que les venga en gana, sin control alguno y sin beneficio alguno para la Causa.
No nos callaremos. Por muchas presiones que haya, no nos callaremos. No abandonaremos nuestras plumas, ni dejaremos descansar a nuestros ordenadores. Dios nos ha bendecido con la vida, no para nosotros mismos, sino para ser leales a nuestros mártires y fieles a nuestra Causa, para poner en evidencia a la corrupción y a los corruptos que se alimentan de la sangre del pueblo, que encuentran su descanso dorado en los sufrimientos del pueblo. No nos callaremos, por muchas sospechas que levanten en torno a nosotros. No nos callarán, por muchas mentiras que aleguen para justificar sus actos por silenciarnos o aterrorizarnos.
Slama Nayem. Director del Consejo Editorial de Radio Nacional Saharaui.
Haddamin Moulud Said. En Valencia, 5 julio de 2012.
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