por Abdalahi Salama Machnan
De confirmarse la dimisión de Hach, a título personal habré recobrado mi visión de la realidad, porque habré resucitado de la resignación, y porque estaré de acuerdo con él. Su decisión es valiente y acertada. Siempre he creído: que la realidad no es única, y que para conocerla profundamente habría que sumar varias realidades.
De hecho, los acontecimientos que han sucedido estos días no pueden ser realmente interpretados si no se conocen numerosos hechos trascendentales que por lo general no llegan a revelarse a la opinión pública. Sobre una parte de ellos, los más oscuros y secretos, versan aun en los manuscritos de la cofradía de Abdelaziz.
Hash Ahmed, como lo llamaba Fernando Rueda en su libro “LA CASA”; El CESID: agentes, operaciones secretas y actividades del espionaje Español, cito textualmente la descripción del autor: Hash Ahmed, el delegado del Frente Polisario en España, por más que lo pretenda, nunca está solo. Desde que se levanta hasta que se acuesta, cuando entra en una cafetería para tomar un té o mientras atraviesa Madrid en taxi, siempre hay alguien que le controla o que, al menos, lo intenta. Él lo sabe y por eso hace ya muchos años que adoptó algunas medidas de seguridad, totalmente insuficientes si sus enemigos decidieran acabar un día con su vida.
Hash, inteligente y a la par listo y luchador, es un joven elegante y cosmopolita que transmite en España con brillantez una imagen de modernidad de la República Saharaui, importantísima para conseguir el apoyo de la opinión pública europea a su causa. Desde Madrid viaja a Paris, Londres, Nueva York o Argel para asistir a reuniones del Frente Polisario, contactar con personas trascendentes para la causa o presionar para que las Naciones Unidas convoquen el esperado Referéndum en el Sahara.
En cada uno de sus movimientos por la capital un agente de los servicios secretos Marroquíes le pisa los talones. Sus comidas de trabajo, las reuniones con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, y hasta sus encuentros con periodistas son controlados por los hombres del temible coronel Kaddur. La red marroquí es la más descentralizada de los servicios extranjeros que operan en España y una de las más numerosas. Dispone de una nutrida representación de agentes y colaboradores en Madrid, Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía. Su objetivo principal es controlar a los miembros del Frente Polisario y en especial a Hash Ahmed. (fin de la cita).
Hach es un escultor de la política, tiene tacto, intuitivo, honesto, un buen orador, elegante e inteligente. En el mundo actual a eso se le llama “Estar bien cotizado”. En su hoja de servicio por América del Sur, se le reconoce haber devuelto el reconocimiento de cinco países a la RASD. Vive modestamente como un ciudadano saharaui más en los campamentos, no se le conoce ningún patrimonio, sus hijos cursan en los mismos colegios que los demás.
De ser cierta su dimisión o renuncia, este acto lo ennoblecería aún más. La horda de lobos que capitanea Abdelaziz, se equivoca si emplea la vendetta para desacreditar esta hazaña.
La empresa actual de Abdelaziz, porque ya no es su país, hace tiempo que perdió esta visión, y por ende la gestiona tal como es; Coloca y descoloca a su antojo, escanea tribal y amigablemente cualquier ascenso o modificación de puesto. Si tienes ideas propias – aunque sólo sean unas pocas ideas propias – te hace comprender que encontrarás continuamente a su férrea oposición, que es utopía pensar en el cambio, que siempre tendrá a sus correligionarios de irte a la contra, de disminuirte, de “hacerte comprender” que no dices nada, o que debes eludir a tal o más cual cosa. Ellos (Abdelaziz, S.L) reducen el mundo a unas pocas personas híbridas, monótonas y complacientes a sus demandas. Y así quieren convertirte en un excluyente y al servicio del enemigo. Te meten de cabeza en su secta particular para ignorar y suprimir a todos los demás. Y te dicen: “La vida es así, señor mío, un proceso de selección y rechazo. Nosotros tenemos la verdad. El resto que se joda.”. Y así han ido pasando los treinta y nueve años martillándonos el cerebro, nos han aislado y empobrecido mucho, hemos perdido algo hermoso de la vida que es disfrutar la diversidad, aceptar que no todos somos iguales y que si así fuera, esto sería muy aburrido.
Hach no tiene culpa de ese mal endémico, que se ha arraigado en gran parte de nuestra clase política: La corrupción descomunal, el desfalco y el clientelismo; Todo lo contrario ha sido el antídoto que todos esperábamos, quería transparencia, auditorias, estado de cuentas, informes periódicos para informar de la situación económica y financiera y los cambios que experimenta la misma en un periodo determinado. Que el Ministerio de Cooperación empleé regularmente procedimientos, normas y reglas empíricas – para obtener información, adoptar y aplicar decisiones, y llevar a cabo tareas. Así se economiza los recursos escasos y valiosos. En fin quería Fair Play.
Una vez más la ética queda burlada por el implacable e intrínseco juego del poder. Un cuadro de primera magnitud, de bagaje político e intelectual como Hach, se asoma por el precipicio de las turbulencias. Sin que nadie diga o haga algo. Donde están los que lo conocen mejor, los que han compartido trabajo con él, camaradería, vivencias. Es vuestro preciso y precioso momento en la historia de alzar vuestras voces y decir BASTA, o callar para siempre. Es la hora de darle todo el apoyo moral por tan valiente decisión.
ABDALAHI SALAMA MACHNAN, BARCELONA.
sah_camaguey99@hotmail.com
De confirmarse la dimisión de Hach, a título personal habré recobrado mi visión de la realidad, porque habré resucitado de la resignación, y porque estaré de acuerdo con él. Su decisión es valiente y acertada. Siempre he creído: que la realidad no es única, y que para conocerla profundamente habría que sumar varias realidades.
De hecho, los acontecimientos que han sucedido estos días no pueden ser realmente interpretados si no se conocen numerosos hechos trascendentales que por lo general no llegan a revelarse a la opinión pública. Sobre una parte de ellos, los más oscuros y secretos, versan aun en los manuscritos de la cofradía de Abdelaziz.
Hash Ahmed, como lo llamaba Fernando Rueda en su libro “LA CASA”; El CESID: agentes, operaciones secretas y actividades del espionaje Español, cito textualmente la descripción del autor: Hash Ahmed, el delegado del Frente Polisario en España, por más que lo pretenda, nunca está solo. Desde que se levanta hasta que se acuesta, cuando entra en una cafetería para tomar un té o mientras atraviesa Madrid en taxi, siempre hay alguien que le controla o que, al menos, lo intenta. Él lo sabe y por eso hace ya muchos años que adoptó algunas medidas de seguridad, totalmente insuficientes si sus enemigos decidieran acabar un día con su vida.
Hash, inteligente y a la par listo y luchador, es un joven elegante y cosmopolita que transmite en España con brillantez una imagen de modernidad de la República Saharaui, importantísima para conseguir el apoyo de la opinión pública europea a su causa. Desde Madrid viaja a Paris, Londres, Nueva York o Argel para asistir a reuniones del Frente Polisario, contactar con personas trascendentes para la causa o presionar para que las Naciones Unidas convoquen el esperado Referéndum en el Sahara.
En cada uno de sus movimientos por la capital un agente de los servicios secretos Marroquíes le pisa los talones. Sus comidas de trabajo, las reuniones con la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui, y hasta sus encuentros con periodistas son controlados por los hombres del temible coronel Kaddur. La red marroquí es la más descentralizada de los servicios extranjeros que operan en España y una de las más numerosas. Dispone de una nutrida representación de agentes y colaboradores en Madrid, Canarias, Ceuta, Melilla y Andalucía. Su objetivo principal es controlar a los miembros del Frente Polisario y en especial a Hash Ahmed. (fin de la cita).
Hach es un escultor de la política, tiene tacto, intuitivo, honesto, un buen orador, elegante e inteligente. En el mundo actual a eso se le llama “Estar bien cotizado”. En su hoja de servicio por América del Sur, se le reconoce haber devuelto el reconocimiento de cinco países a la RASD. Vive modestamente como un ciudadano saharaui más en los campamentos, no se le conoce ningún patrimonio, sus hijos cursan en los mismos colegios que los demás.
De ser cierta su dimisión o renuncia, este acto lo ennoblecería aún más. La horda de lobos que capitanea Abdelaziz, se equivoca si emplea la vendetta para desacreditar esta hazaña.
La empresa actual de Abdelaziz, porque ya no es su país, hace tiempo que perdió esta visión, y por ende la gestiona tal como es; Coloca y descoloca a su antojo, escanea tribal y amigablemente cualquier ascenso o modificación de puesto. Si tienes ideas propias – aunque sólo sean unas pocas ideas propias – te hace comprender que encontrarás continuamente a su férrea oposición, que es utopía pensar en el cambio, que siempre tendrá a sus correligionarios de irte a la contra, de disminuirte, de “hacerte comprender” que no dices nada, o que debes eludir a tal o más cual cosa. Ellos (Abdelaziz, S.L) reducen el mundo a unas pocas personas híbridas, monótonas y complacientes a sus demandas. Y así quieren convertirte en un excluyente y al servicio del enemigo. Te meten de cabeza en su secta particular para ignorar y suprimir a todos los demás. Y te dicen: “La vida es así, señor mío, un proceso de selección y rechazo. Nosotros tenemos la verdad. El resto que se joda.”. Y así han ido pasando los treinta y nueve años martillándonos el cerebro, nos han aislado y empobrecido mucho, hemos perdido algo hermoso de la vida que es disfrutar la diversidad, aceptar que no todos somos iguales y que si así fuera, esto sería muy aburrido.
Hach no tiene culpa de ese mal endémico, que se ha arraigado en gran parte de nuestra clase política: La corrupción descomunal, el desfalco y el clientelismo; Todo lo contrario ha sido el antídoto que todos esperábamos, quería transparencia, auditorias, estado de cuentas, informes periódicos para informar de la situación económica y financiera y los cambios que experimenta la misma en un periodo determinado. Que el Ministerio de Cooperación empleé regularmente procedimientos, normas y reglas empíricas – para obtener información, adoptar y aplicar decisiones, y llevar a cabo tareas. Así se economiza los recursos escasos y valiosos. En fin quería Fair Play.
Una vez más la ética queda burlada por el implacable e intrínseco juego del poder. Un cuadro de primera magnitud, de bagaje político e intelectual como Hach, se asoma por el precipicio de las turbulencias. Sin que nadie diga o haga algo. Donde están los que lo conocen mejor, los que han compartido trabajo con él, camaradería, vivencias. Es vuestro preciso y precioso momento en la historia de alzar vuestras voces y decir BASTA, o callar para siempre. Es la hora de darle todo el apoyo moral por tan valiente decisión.
ABDALAHI SALAMA MACHNAN, BARCELONA.
sah_camaguey99@hotmail.com
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