Ana Camacho
Los saharauis que no son promarroquíes creen que Mahayub Salek, que estos días se ha presentado como el “portavoz” y “líder” del Jat Chahid (un supuesto movimiento de oposición al Frente Polisario) al informar sobre el secuestro de tres cooperantes en los campamentos saharauis de Tinduf (ver comentarios anteriores), no actúa, ni habla sin el debido permiso de los servicios de inteligencia marroquí. Lo ven así incluso los antiguos compañeros de oposición del auténtico Jat Chahid, el movimiento que nació en julio de 2004 para hacer un llamamiento a favor de una reforma del Polisario a cuyos dirigentes acusan de haberse convertido en cómplices de la no acción de la ONU frente a la ocupación marroquí gracias a la anestesia de las ayudas humanitarias, sus propensión a la corrupción y las ventajas de un régimen de partido único.
La vinculación de Mahayub Salek a los servicios marroquíes fue el motivo que sus compañeros del Jat Chahid (donde no había al mando un líder sino una coordinadora) le expulsasen en noviembre 2006 alegando que, una cosa es pedir la reforma del Polisario, y otra bien distinta, es la de pasarse a las filas del anexionismo, que justo estaba en las antípodas del objetivo de su movimiento. (El caso es tan notorio, que hasta la wikipedia se hizo eco de ello).
Pese a ello Salek siguió con “su” facción y hasta creó su propia web de Jat Chahid. Sus antiguos compañeros se encontraron así aplastados en un emparedado nefasto: por un lado el Polisario acusándoles de hacer el juego a los tentáculos del majzén (lo que siempre dicen para frenar cualquier iniciativa opositora), y, por la otra, la de verse suplantados por una criatura política que usaba sus propias siglas para fines que no eran los suyos. Acusaron a Salek de piratería política e intentaron luchar contra la confusion creada por dos webs con las mismas siglas. Pero, al final, por el bien de la causa “principal” (la de la autodeterminación del pueblo saharaui), cerraron su propia web para que quedase claro que la que quedaba en el aire, estaba teledirigida desde Rabat.
Desde entonces, en los campamentos del Polisario la gran mayoría de saharauis ve a Salek como una correa de transmisión de los servicios marroquíes que no puede permitirse el lujo de hablar sin la luz verde de sus jefes en Rabat, financiadores de su web y del “robo” del Jat Chahid. Por eso, su protagonismo en la escena informativa en relación con el secuestro de los tres cooperantes en los campamentos del Polisario ha planteado inevitablemente una cuestión. ¿De dónde sacó Salek tantos datos sobre la supuesta persecución del Polisario a los secuestradores y con tanta rapidez que parecía nos lo estaba contando en directo? ¿Se los proporcionaron a Salek sus supuestos seguidores o él se limitó a repetir las informaciones que le proporcionaban sus “jefes” en los servicios marroquíes?¿Cuál sería el interés de los servicios marroquíes en ello?
El Polisario ha hablado de “traidores”, es decir, de saharauis o residentes en los campamentos sin cuya colaboración los raptores nunca hubiesen logrado un golpe en un entorno que es el equivalente saharaui de La Moncloa española. Se busca no sólo entre posibles simpatizantes de Al Qaeda sino entre obreros de las redes del contrabando maliense que proporcionan alternativas de susbsistencia con las que compensar las consecuencias del recorte de las ayudas internacionales. ¿Apunta ello a un trabajo de “traidores” que actuaron por encargo? Es obvio que los dirigentes del Polisario tienen ahora un gran interés político en demostrar que el asalto no fue obra de Al Qaeda y que el territorio bajo su control está libre del contagio yihadista. Dentro de lo malo, desde su perspectiva, es preferible un “traidor” que haya actuado por encargo de un cliente dispuesto a pagar, a ser posible por servicios secretos marroquíes, que un comando auténtico de Al Qaeda paseándose a sus anchas por su Moncloa. Por eso, algunos, llaman a esta tesis como la “optimista”.
Por el bien de los chicos secuestrados, sin embargo, casi mejor que estén de verdad ya en Mali, y en manos de la auténtica y "profesionalizada" Al Qaeda, más interesada en el cobro de su liberación y en la repercusión mediática de una larga negociación, que no en poder de alguna chapuza advenediza que, de Al Qaeda, tiene lo mismo que Mahayub Salek de “portavoz” de la oposición saharaui afiliada al cambio.
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