Por Lehdía Mohamed Dafa
En los últimos días fuertes tormentas han inundado los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). Como consecuencia de éstas se han producido cuantiosos daños materiales, debido a la fragilidad de las construcciones de adobe, aunque no haya que lamentar victimas.
Quizás esta catástrofe no merezca ser noticia de primera página, habida cuenta del horror de la guerra en Siria, el drama de los refugiados o, en clave doméstica, el preludio de una campaña electoral que se presenta apasionante.
Pero el hecho de la vinculación histórica, y en parte todavía política, del pueblo y el Estado español con los refugiados saharauis, sin entrar ahora en la responsabilidad de las partes, creo que merece que la opinión pública española esté al tanto del acontecer y de la penosa situación de estas familias, que desde hace cuatro décadas padecen un extenuante exilio en la hamada argelina.
La Media Luna Roja Saharaui acaba de hacer una llamada de auxilio. Y yo sólo puedo, con estás líneas, pedir un poco de atención y un mucho de humanidad, para que el generoso pueblo español no abandone al olvido a los saharauis, con los que compartieron, nacionalidad, trabajo y sueños en un mágico territorio como es el Sáhara Occidental.
En los últimos días fuertes tormentas han inundado los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia). Como consecuencia de éstas se han producido cuantiosos daños materiales, debido a la fragilidad de las construcciones de adobe, aunque no haya que lamentar victimas.
Quizás esta catástrofe no merezca ser noticia de primera página, habida cuenta del horror de la guerra en Siria, el drama de los refugiados o, en clave doméstica, el preludio de una campaña electoral que se presenta apasionante.
Pero el hecho de la vinculación histórica, y en parte todavía política, del pueblo y el Estado español con los refugiados saharauis, sin entrar ahora en la responsabilidad de las partes, creo que merece que la opinión pública española esté al tanto del acontecer y de la penosa situación de estas familias, que desde hace cuatro décadas padecen un extenuante exilio en la hamada argelina.
La Media Luna Roja Saharaui acaba de hacer una llamada de auxilio. Y yo sólo puedo, con estás líneas, pedir un poco de atención y un mucho de humanidad, para que el generoso pueblo español no abandone al olvido a los saharauis, con los que compartieron, nacionalidad, trabajo y sueños en un mágico territorio como es el Sáhara Occidental.
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