Reconstruir no lo es todo,no, mientras la fe en conseguir nuestro objetivo siga siendo la guía primordial.
Cierto es que ha llovido catastróficamente en los Campamentos de
Refugiados Saharauis de Tinduf, que la consecuencia es que miles de
familias afectadas se han quedado sin lo poco, casi nada, que tenían; es
cierto que de la noche a la mañana aquél pequeño refugio que durante 40
años los mismos saharauis habían ido construyendo se ha visto
convertido en escombros, dejando sólo la huella desoladora de que allí
vivían miles de familias.
Es cierto que las condiciones siempre han sido muy precarias, que
todo se reduce a un mínimo de materiales y de productos de primera
necesidad, pero también es cierto que allí en el desierto más
inhóspito, los Saharauis han dado vida a 40 años de resistencia, de
sacrificio, de lucha, y sobre todo de inconformismo; aquel territorio
que ni siquiera quienes nos lo prestaron daban crédito de que en él
pudiera crecer tanta vida, que de la nada hayan hecho “su mundo” sin
estar en su mundo. Todo una lección.
Reconstruir no es fácil, en realidad creo que es lo más difícil que
hay, y más cuando la prioridad pasa a ser necesidades tan básicas como
dar de comer a tu familia, o simplemente tener un techo bajo el que
acostarles y verles crecer. Reconstruir es difícil, es complicadísimo y
más cuando las condiciones no lo favorecen, sobre todo cuando todo lo
que has avanzado en 40 años se convierte sólo en un “dulce o amargo”
recuerdo, es difícil, complicadísimo, cuando ves que tus vecinos pasan
las noche contando las horas que quedan para el amanecer porque no
tienen una manta con que taparse, es complicadísimo cuando ves que una
jaima de poco menos de 40 m2 acoge a tanta gente para tanto tiempo…
Y lo que es más sorprendente aún es que nunca se quejan de ello, todo
lo contrario, comparten lo muy poco que tienen y eso sí que es una gran
lección. Les he visto pasarlo mal, muy mal, y allí estaba jugando su
papel la solidaridad entre ellos mismos, el compartir, y sobre todo la
colaboración para reconstruir.
Esta vez, desde la lejanía física que la distancia me imposibilita a
vivir con ellos esta catástrofe, qué no daría yo por ayudarles, aunque
sólo sea testimonialmente, y tener esa sobredosis de resistencia de la
que tanto caracteriza a mi pueblo. Desde aquí envío mi voz: Sahara
resiste!!
Porque reconstruir no es fácil, no, pero mientras la fe de volver a
nuestra tierra siga estando intacta, superaremos esta catástrofe y nos
hará más fuertes en la lucha por nuestra libertad.
Benda Lehbib Lebsir.
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